Paulatinamente, se va operando una transformación en ella, que va siendo poseída por el alma transmigrada de su anterior propietaria, convirtiéndose involuntariamente en ella, y matándo la.
Y, precisamente en ese instante salió la propietaria, vestida con un abrigo de astracán que le cubría casi todo el cuerpo, desde el cuello hasta la altura de los tobillos.