Por regla, se trata de mano de obra poco calificada: campesinos desplazados, indigentes e incluso expresidiarios que encuentran en esta actividad un magro ingreso.
La empresa en cuestión da salida a expresidiarios, discapacitados y víctimas de malos tratos al mundo laboral en profesiones como la jardinería, el bricolaje y la mensajería, entre otras.