Habría sido portaestandarte de la política de diálogo para convencer a los que actúan por fuera de la ley sobre la necesidad de buscar la justicia social por medios pacíficos.
Hay que acabar con los abusos (con todos) que se cometen a la sombra del todopoderoso mercado de los que los cometidos por el sistema financiero son el portaestandarte.
Portaestandarte de una nueva generación de directores, tan adorados como denostados, que en las últimas décadas han hecho del cine su parque de juegos.