Había ministros de monóculo que hablaban como lingüistas y las reinas de belleza eran espléndidas y rollizas muchachonas del trópico que jamás habían pasado por un quirófano.
Allí estaban unos cuantos de esta especie con sus minis y cervezas, sus inseparables monóculos pegados a la frente y su vestimenta parecida a la del neng.