Me pregunto qué soluciones puede aportar el libro electrónico a una literatura planteada en estrictos términos yonkis, donde el libro desciende a la condición de trasto harapiento, chirimbolo, cacharro.
Cabe aquí disculparme si una recomendación que di en el pasado respecto a la frase escogida por ustedes para el libro pareció provenir de un metomentodo.