La nave entró en órbita a una altura de 185 kilómetros sobre la superficie terrestre cuando la cosmonave madre alcanzaba una velocidad de 27.300 kilómetros por hora.
Estaban tomados de la mano, exactamente como al estallar la cosmonave, y llevaban, además, comprimidos de oxígeno que tragaban cuando el espacio se hacía asfixiante.