Los barracones estaban rodeados de cercas de 10 o mas pies de alto, con casamatas y guardias con ametralladoras, iguales a los de los campos de concentración de las películas.
Esa es, podríamos decir, la defensa periférica, y luego, al interior de la población, otro sistema de casamatas y trincheras más cercanas a los lugares para ellos estratégicos.
Cada pelotón tenía que apoderarse de las plataformas de artillería o de dos casamatas y estar preparado, además, para sustituir a cualquier otro que hubiese quedado fuera de combate.